Preguntas Frecuentes
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Sobre el Movimiento de Reforma
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[accordions mini=»»] [accordion title=»¿Quiénes son los Adventistas del Séptimo Día Movimiento de Reforma?»]Los Adventistas del Séptimo Día Movimiento de Reforma son una iglesia de creyentes en la pronta venida de Cristo organizada a nivel mundial. Operamos en más de 100 países del mundo, y nuestra sede mundial, la Conferencia General, se encuentra en Roanoke, Virginia. Para obtener más información, consulte el sitio web de la Conferencia General[/accordion] [accordion title=»¿Están ustedes afiliados a la Iglesia Adventista del Séptimo Día?»]La Iglesia Adventista del Séptimo Día Movimiento de Reforma es una denominación distinta organizada en 1925, y no tiene afiliación con la Iglesia Adventista del Séptimo Día.[/accordion] [accordion title=»¿Cuál es la diferencia entre la iglesia Adventista del Séptimo Día Movimiento de Reforma y la Iglesia Adventista?»]La Iglesia Adventista del Séptimo Día Movimiento de Reforma fue fundada por Adventistas del Séptimo día, que fueron expulsados de la Iglesia Adventista del Séptimo día por causa de la defensa de determinadas enseñanzas históricas de la Iglesia. Hoy en día, la Adventista del Séptimo Día Movimiento de Reforma aún mantiene esas y otras doctrinas históricas y está trabajando activamente para promover la predicación del evangelio en todo el mundo. Para obtener más información, incluyendo información histórica y doctrinal detallada, por favor haga clic aquí.[/accordion]
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Sobre Doctrina
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[accordions mini=»true»] [accordion title=»¿Por qué todos tenemos que morir? Y entonces ¿Qué?»]En el Jardín del Edén, «Y mandó Jehová Dios al hombre diciendo: «De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás»(Génesis 2:16, 17). Eva fue engañada por la serpiente y desobedeció las instrucciones claras de Dios. Adán también comió la fruta y ambos se separaron de Dios. «El pecado es la transgresión de la ley,» por lo tanto, la muerte y la decadencia se convirtieron en el destino de todos los hijos de Adán y Eva. A través de Su amor divino, Jesús, el Redentor, el poderoso Dios, el Padre eterno, condescendió en venir a este mundo, tomó la naturaleza humana para redimir al hombre y colocarlo, una vez más, en armonía con Dios. «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado: y el principado sobre su hombro; y su llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz «(Isaías 9:6). Jesús se convirtió en el puente que nos permite volver hacia Dios. Si el hombre por la fe aceptar el sacrificio de Jesús en la cruz como sustituto de su muerte, entonces, puede convertirse nuevamente en un hijo de Dios.
Durante su vida en esta tierra, Jesús realizó poderosos milagros, y el mayor de todos ellos fue lograr que Lázaro volviera a vivir después de estar muerto durante cuatro días. Jesús dijo que Lázaro estaba durmiendo y él iba a despertarle. Jesús llamó a la muerte «dormir». ¿Por qué? Porque los que están eventualmente dormidos se levantarán cuando Jesús regrese a la tierra.
«Yo soy la resurrección y la vida», dijo Jesús a Marta. «Jesús le dijo:-Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque estuviera muerto, vivirá» (Juan 11:25). Esta declaración garantiza a los cristianos a través de las edades que ellos también resucitarán y despertarán de su polvoriento lecho de muerte, si han puesto su confianza en Cristo.
“Hermanos, no queremos que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los que no tienen esperanza. Creemos que Jesús murió y resucitó, y que Dios traerá con Jesús a los que durmieron en él. (1 Tesalonicenses 4:13, 14). Este versículo representa la muerte como un sueño, y todos los que están en la tumba despertarán de nuevo por la voz de Jesús llamándolos desde las nubes del cielo (Juan 5:25, 28, 29; 1 Tesalonicenses 4: 16.17).
En Daniel 12:2 se menciona a las personas durmiendo «en el polvo de la tierra» o en la tumba. En la muerte, todos los justos y los malos por igual, van al mismo lugar, según Eclesiastés 3:20 «Todo va hacia un solo lugar, todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.»
Leamos también Job 14:2, «Sus hijos tendrán honores, pero él no lo sabrá; O serán humillados, y no entenderá de ello”.
Eclesiastés 9:10, «Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.»
Salmos 146:4, «Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos.»
El salmista dice que los muertos no pueden adorar a Dios, están inconscientes, al igual que una persona que duerme no sabe lo que pasa a su alrededor. Los muertos no siguen viviendo «en algún otro lugar», están totalmente inconscientes.
¿Cuándo recibiremos entonces nuestra recompensa? ¿Cuándo nuestra mortalidad serán cambiada por la inmortalidad?
«He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos trasformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta: porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptible, y nosotros seremos trasformados. Por es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria «¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?» (1 Corintios 15:51-55).
«Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte» (1 Corintios 15:26).
[/accordion] [accordion title=»¿Se preocupa Dios por lo que vestimos?»]La Palabra Inspirada de Dios, la Biblia, es la base de toda nuestra enseñanza, y la enseñanza es una parte de la comisión evangelio. ¿Tiene la Biblia alguna instrucción con respecto al vestuario que debemos usar como cristianos?
Después que Adán y Eva pecaron, cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales para ocultar su desnudez pues no querían ver a Dios en ese estado. (Génesis 3:7-10). Sin embargo, un delantal sólo cubre parte del cuerpo. Por este motivo, Dios les hizo túnicas de pieles, y los vistió (Génesis 3:21). Cuando Israel recibió instrucciones y requisitos que debían obedecer, se incluyen detalles en la vestimenta. Por ejemplo, se debía colocar unas «franjas de azul» en todo el borde de sus vestidos con el fin de recordarles, cuando lo vieran, todos los mandamientos de Dios, para ponerlos por obra (Números 15:38-40). También se da detalles en cuanto a las prendas que los sacerdotes utilizaban para presentarse ante él en el servicio del santuario. Estas prendas incluían “Calzoncillos de lino” que se colocaban debajo de los vestidos sacerdotales para «cubrir su desnudez» (Éxodo 28).
Según el apóstol Pablo, «todas estas cosas» están escritas para nuestra «advertencia». ¿Quiénes constituyen el Israel de Dios en estos últimos días? Los Cristianos (Romanos 2:28,29). El principio fundamental que trata este aspecto es, que el pueblo de Dios debe vestirse para representar correctamente a Dios ante el mundo, y no parcialmente cubriendo sus cuerpos con «delantales» que muestran su desnudez. La desnudez se identifica con el pecado y la vergüenza (2 Crónicas 28:19; Hebreos 2:15, 16; Esther 4:2; Apocalipsis 16:15). No se debe usar ropa del sexo opuesto, pues trae confusión (Deuteronomio 22:5). En vista del tiempo en que vivimos podemos apreciar que los estilos de vestir para hombres y mujeres muestran un alejamiento de los principios bíblicos y una enseñanza de estos incompleta. El tercer capítulo de Isaías es particularmente interesante sobre este tema. Dios estaba disgustado con las «hijas de Sión» a causa de su devoción a la moda inadecuada. En el Nuevo Testamento, la instrucción es aún más precisa:
«Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad» (1 Timoteo 2: 9, 10).
«Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios»(1 Pedro 3:3, 4).
Dios no se limita a dar instrucciones negativas a su pueblo. No, sino que da instrucciones para su protección física, moral y espiritual porque El los ama grandemente.
¿De qué manera debemos vestir? De una manera Simple. La elección de las prendas de vestir de buen material, modesto en longitud y diseño, no llamativo. Los hombres y las mujeres deben ser ordenados, atractivos y estar cómodos. Consideremos que siempre estamos en la presencia de Dios. Debemos cultivar buenos hábitos de carácter y un vestuario apropiado para el cielo a través del poder de Jesús «para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez» (Apocalipsis 3:18).
Estaremos encantados de darle más versículos bíblicos que nos soliciten.
[/accordion] [accordion title=»¿Cuál es la diferencia entre la Ley Moral y la Ley Ceremonial?»] La Biblia presenta dos leyes: una inmutable y eterna, la otra provisional y temporal. En una se presenta el deber del hombre hacia Dios y sus semejantes, la otra se dio a causa de la desobediencia del hombre hacia Dios.
LA LEY MORAL
La ley moral de los Diez Mandamientos es una expresión del carácter de Dios, es la norma de toda justicia, una expresión de Su voluntad. La Santa Biblia fue escrita por hombres bajo la inspiración de Dios. «Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo» (2 Pedro 1:21). La ley moral de los Diez Mandamientos no se dio por inspiración, sino que Dios la escribió con su propio dedo en tablas de piedra. «Y Jehová dijo a Moisés, sube a mí al monte, y espera allá: y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles» (Éxodo 24: 12). «Y dio a Moisés, cuando acabo de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios» (Éxodo 31: 18). Véase la Ley Moral (Éxodo 20:3-17) y (Deuteronomio 5:7-22). La ley moral es la encarnación de dos grandes principios: el amor hacia nuestro Creador y el amor hacia el prójimo. Cuando un el maestro de la ley preguntó a Cristo «Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús Le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas «(Mateo 22:36-40). La transgresión de la ley moral se llama pecado. Por lo tanto, «Todo aquel que comete pecado infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley» (1 Juan 3:4). De la ley moral Jesús dice: «No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas: No he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: más cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos «(Mateo 5:17-19).
LA LEY CEREMONIAL
La ley ceremonial o provisional fue dada a causa de la transgresión de la ley moral. La ley ceremonial consistía en ordenanzas, ceremonias y sacrificios en el santuario. Este sistema se refería a la futura redención a través de Jesucristo. Esta ley tipifica los misterios que figuran en el plan de la redención en Jesús. En la celebración de la fiesta de Pascua y las primicias que ofrecía el pueblo judío Dios le dio las especificaciones que debían observarse claramente como una representación de Cristo. La Biblia dice «No ofrecerás cosa leudada junto con la sangre de mi sacrificio, ni se dejará hasta la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la pascua. Las primicias de los primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa de Jehová tu Dios.»(Éxodo 34:25-26). El apóstol Pablo dice: «Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros» (1 Corintios 5:7). En cuanto a las primicias ofrecidas de los frutos luego escribe: «Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos Mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida «(1 Corintios 15:20-23). Después de la muerte de Cristo, la ley ceremonial ya no se observa. Por lo tanto «anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz; y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a día de fiesta, luna nueva o día de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. «(Colosenses 2:14-17). Las leyes que consistían en ordenanzas, la tipificación de la muerte de Cristo fue un clavado en la cruz, «aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz.»(Efesios 2:15). «Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los sacrificios que se ofrecen continuamente cada año hacer perfectos a los que se acercan» (Hebreos 10:1).
Dios quiere hacer un nuevo pacto con sus hijos, desea escribir, en este nuevo pacto, la ley moral en sus mentes y corazones. «He aquí que vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto… Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, Dice el Señor: pondré mis leyes en las mentes de ellos, y sobre su corazón las escribiré: y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo «(Hebreos 8:8,10).
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[accordion title=»¿Por qué es importante la fe para la salvación?»]En Lucas 17:5, «los apóstoles pidieron al Señor, Auméntanos nuestra fe.» ¿Por qué pedían más fe? Debido a que entendían que la fe es un elemento esencial en su relación con Dios.
Abraham es llamado el padre de la fe, y fue justificado [perdonado] ante Dios porque demostró en su vida que nada era más precioso para él que tener fe y confianza en Dios. Su fe fue duramente probada antes de que recibiera el título “Padre de la Fe”. Abraham espero casi medio siglo el nacimiento de Isaac, el hijo de la promesa. Cuando Isaac se convirtió en un adolescente, Dios le dijo a Abraham, «Toma ahora tu hijo, tu único hijo, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto.» ¡Qué increíble pedido de Dios! Abraham obedeció y por ese sorprendente acto de obediencia implícita y confianza en Dios, Abraham se convirtió en el «padre de la fe» a través de los siglos. El punto culminante de su recompensa fue que a través de su descendencia, el Mesías vino al mundo para salvarnos a ti y a mí. ¿Qué recompensa!
Si la fe es tan importante, y «sin fe es imposible agradar a Dios» (Hebreos 11:6), ¿cómo podemos saber qué es la fe?.
La fe es descrito en el diccionario como: «firme creencia en algo para lo cual no hay prueba», «plena confianza», «creer, confianza.» Hebreos 11:1, el conocido capítulo de la fe, la describe como: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve». El capítulo entero de Hebreos 11 es de gran estímulo para todos aquellos que deseen convertirse en hijos de Abraham por la fe.
El Nuevo Testamento está lleno de relatos de personas que se han curado de diversas enfermedades del cuerpo y del alma, porque tenía fe en Jesús, el Hijo de Dios. Jesús los bendijo con las siguientes palabras: Vete, tu fe te ha salvado» (Marcos 10:52).
Pero también hay una falsa confianza o una fe que infunde temor, y que hace, incluso, temblar a los demonios. Esta clase de fe no puede transformar a nadie. La verdadera fe cambia el corazón, nos hace hacedores de la palabra de Dios, y lo que es más importante, cree que Jesús vino al mundo para salvar a pecadores. Tenemos que tener este tipo de fe en nosotros, que nos ayuda a superar montañas de problemas. . . Y ¿sabe usted cómo se comienza? Con un poco de fe en los actos de nuestra vida cotidiana.
Por lo tanto, «debemos contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos» (Judas 3).
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[/accordion] [accordion title=»¿Es el Sábado el verdadero día de Reposo?»]La palabra Sábado proviene del verbo hebreo šabbat, y significa descanso o reposo. ¿Qué reposo? La Biblia nos dice en el libro de Génesis 2:1-3: “Así quedaron acabados los cielos y la tierra, y todas sus criaturas. Y acabó Dios en el séptimo día la obra que hizo, y reposó en el séptimo día de todo lo que había hecho en la creación. Y Dios bendijo al séptimo día, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”. Dios no descansó en el séptimo día porque estuviera cansado después de su obra creadora, sino para establecer un monumento recordatorio de la Creación a todas las generaciones futuras. En el séptimo día Dios reposó, lo santificó y lo bendijo. Es pues el Sábado un día de reposo, un día santo y un día bendito.
Al observar el Sábado como un día de reposo el cristiano reconoce dos cosas muy importantes:
Dios es nuestro Creador
• Al reposar el séptimo día nosotros afirmamos reconocer a Dios como creador de todo el universo. No podemos aceptar a un Dios creador sin observar lo que El mismo ordenó observar como un recuerdo de su creación. «Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra. Pero el sábado es el día de reposo del Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en él; ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. «Porque en seis días el Eterno hizo el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que contienen, y reposó en el séptimo día. Por eso, el Señor bendijo el sábado y lo declaró santo ”. Éxodo 20:8-11.
Dios es nuestro Salvador
• Al observar el séptimo día nosotros reconocemos a Dios como nuestro Salvador libertador del pecado. Nuestro Salvador personal. Egipto fue el escenario en el cual el pueblo de Dios fue sometido a esclavitud. Dios libró a su pueblo con mano poderosa para que sea libre de los egipcios y pueda adorarle solamente a El. Egipto es un símbolo de la esclavitud del pecado. Dios nos ha hecho libres del pecado por medio de Cristo para adorar en espíritu y en verdad. «Guardarás el día sábado para santificarlo, como el Eterno tu Dios te ha mandado. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es sábado dedicado al Eterno tu Dios. Ningún trabajo harás, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni tu ganado, ni el extranjero que está dentro de tus puertas; para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. Acuérdate que fuiste esclavo en Egipto, y que el Eterno tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido. Por eso el Señor tu Dios te ha mandado que guardes el sábado ”. Deuteronomio 5:12-15.
El Sábado es una señal distintiva del pueblo de Dios. Los hijos de Dios se identifican con El a través de la señal que Dios mismo ha establecido para identificar a su pueblo. «Di a los israelitas: Guardad mis sábados, porque el sábado es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que Yo Soy Jehová que os santifico”. Éxodo 31:13. «Les di también mis sábados, para que fuesen una señal entre mí y ellos, para que supiesen que Yo Soy Jehová que los santifico”. «Santificad mis sábados, y sean una señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo Jehová soy vuestro Dios. Ezequiel 20:12, 20.
Dios operó un triple milagro en el desierto con relación al Sábado al derramar el Maná sobre la tierra, para que el pueblo de Israel entendiera la santidad de su Santo Día y lo observara. (Éxodo 16:4-30).
El cuarto mandamiento de la Ley de Dios nos dice: «Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra. Pero el sábado es el día de reposo del Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en él; ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. «Porque en seis días el Eterno hizo el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que contienen, y reposó en el séptimo día. Por eso, el Señor bendijo el sábado y lo declaró santo”. Éxodo 20:8-11. El apóstol Santiago nos dice que debemos observar toda la ley, y no solo algunos de sus mandamientos “Porque el que guarda toda a Ley, y ofende en un solo punto, es culpable de todos” Santiago 2:10.
Nuestro Señor Jesús dijo cuando estuvo en esta tierra «No penséis que he venido para abolir la Ley o los Profetas. No he venido a invalidar, sino a cumplir” Mateo 5:17. El mismo Jesús observó el día de reposo según el mandamiento (Lucas 4:16; Marco 6:2, 3; Marco 1:21).
Uno de los relatos más asombros de la Biblia nos muestra la solemnidad del séptimo día. Aún en la muerte de Cristo sus discípulos guardaron el día de reposo. El Santo Hijo de Dios fue sepultado después de su muerte pero no pudo ser enterrado según la costumbre con especias aromáticas y ungüentos, por lo cual tuvieron que volver sus discípulos el primer día de la semana: “Era la tarde del día de la Preparación (viernes), y estaba por empezar el Sábado. Las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron de cerca, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon aromas y perfumes. Pero reposaron el sábado, conforme al Mandamiento. El primer día de la semana (domingo), muy de mañana, las mujeres fueron al sepulcro, llevando los aromas que habían preparado; y otras mujeres con ellas. (Lucas 23:54-56; 24:1).
Los apóstoles continuaron guardando el Sábado después de la muerte de Cristo (Hechos 17:2; 13:14, 15, 42, 44; 16:12, 13). De esta manera entendemos que la muerte de Cristo no abolió el Día del reposo. Jesús dejó una advertencia para los que vivan en los últimos días de la historia de este mundo y padezcan persecución por causa del evangelio «Orad que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado” (Mateo 24:20).
En la nueva tierra celestial se guardará el Sábado por la eternidad «Y de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrán todos a adorar ante mí —dice el Eterno” (Isaías 66:23).
El cambio del Sábado por el Domingo
El diccionario de la Real Academia Española nos da la siguiente definición de la palabra Sábado: “ Sexto día de la semana, séptimo de la semana litúrgica”. El termino “Semana” se define como: “Serie de siete días naturales consecutivos, del lunes al domingo. El mismo diccionario nos dice que: “Semana Litúrgica es un período de siete días consecutivos que comienza el domingo y concluye el sábado”. Encontramos aquí una doble definición del día Sábado para un mismo nombre. Pero en el principio no fue así. En el libro de Génesis encontramos una semana de siete días bien definidos “fue la tarde y la mañana un día”.¿ Como es posible que en la actualidad tengamos dos definiciones para el día Sábado?.
La Profecía de Daniel 7:25 nos dice que Satanás instigará a los poderes de este mundo para cambiar los tiempos y la ley. Tanto el tiempo “calendario” como la ley de Dios han sido cambiados. El actual calendario gregoriano cambió el contaje de los días, iniciando cada día de medianoche a medianoche. En la actualidad la semana inicia el día lunes y termina el domingo. Pero la Palabra de Dios muestra otra cosa: “fue la tarde y la mañana un día” esta expresión que encontramos en el primer capítulo de Génesis nos explica que un día inicia a la puesta del sol y termina en la siguiente puesta del sol. El inicio de un día es la parte de la tarde, y el fin del día es la parte de claridad. Bíblicamente la semana comienza el día domingo (Lucas 24:1) y termina el Sábado (Génesis 2:1,2).
La ley de Dios fue cambiada por los hombres. El cuarto mandamiento nos ordena, entre otras cosas, adorar el Sábado, y el segundo mandamiento nos ordena no adorar otros dioses aparte del Único Dios. En el Concilio de Nicea, en 325 d.C., la Iglesia decretó la transferencia de la solemnidad del sábado al domingo.
“En el día venerable del Sol, que los magistrados y las personas residentes en las ciudades reposen y cierren todas su oficinas…” (Philip Schaff, History of the Christian Church, vol. 3, pág. 1902).
La Iglesia reconoce el cambio. “La Iglesia… tomó el domingo pagano y lo convirtió en domingo cristiano… y así el domingo pagano, dedicado a Balder se convirtió en domingo cristiano consagrado a Jesús.” (The Catholic World, vol. 58, n° 338, pág. 809).
La Iglesia reconoce haber hecho un cambio contrario a la voluntad de los Apóstoles. “El festival del domingo, como otros festivales, siempre fue una ordenanza humana y no existía la menor intención de los apóstoles en establecer un mandamiento divino al respecto; lejos de ellos y de la iglesia apostólica primitiva, transferir las leyes del sábado al domingo.”(The History of Christian Religion and Church, pág. 186).
No encontramos en las Sagradas Escrituras un versículo que nos ordene cambiar el día de reposo al domingo. El mismo Jesús dijo que El había venido para guardar la Ley y no para cambiarla o abolirla. Por tanto, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el Sábado es el verdadero día de reposo que Dios estableció para siempre. El cristiano que desea identificarse como tal y anhela observar la ley de Dios debe guardar el séptimo día: El Sábado.
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[/accordion] [accordion title=»¿Dios realmente se preocupa por lo que comemos?»]Por creación, las personas, son agentes morales libres con la libertad de elegir su propio estilo de vida, que incluye la elección de los alimentos que comen. Sin embargo, la Biblia aclara que cada elección nos proporciona ciertos beneficios o consecuencias. Las Sagradas Escrituras señala claramente el camino a seguir y las opciones recomendadas por el mismo Creador. En el jardín del Edén, nuestros primeros padres cayeron en pecado en el punto del apetito y nos han dejado un legado de debilidad sobre este punto. Jesús ayunó cuarenta días a fin de romper el poder del apetito y ganar para nosotros la victoria sobre el deseo de la carne. Es sólo a través de Su poder en nuestras vidas que podemos ser victoriosos.
La misión de la iglesia es la de compartir la voluntad de Dios expresada en la Biblia. El reto que enfrenta el ser humano es elegir obedecer la voluntad de Dios, o seguir las inclinaciones naturales del corazón humano (la mente). Los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Movimiento de la Reforma estamos de acuerdo en tener una cosa indispensable en este campo para gobernar nuestras acciones: El dominio propio. Los alimentos han de ser elegido sabiamente, y no sólo para satisfacer los gustos. Por lo tanto, todos estamos unidos en nuestra decisión de abstenernos de alimentos y bebidas que conocemos que son perjudiciales, como la carne (incluido la carne de pollo y pescado), grasas animales, bebidas alcohólicas, té, café, bebidas con cafeína, el tabaco, los estupefacientes. Dado que todos estamos en armonía en este punto, los que ingresan en la iglesia deben ser, de ideas afines, para poder cosechar junto no sólo los beneficios físicos de este régimen, sino el beneficio más importante, que es disfrutar de una mayor claridad mental y el discernimiento espiritual que podemos obtener a través de ella.
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[accordion title=»¿Por qué los Adventistas son vegetarianos?»]“Y dijo Dios: He aquí os he dado toda planta que da semilla…y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os será para comer”[/accordion] [accordion title=»Cómo sabemos que vivimos en el tiempo del Fin?»]Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.[/accordion] [accordion title=»¿Qué es la Gracia de Dios?»]¿Cuál es la persona que no le agrada recibir un regalo? Dios nos ofrece diariamente su más maravilloso regalo. Podemos recibirlo con agradecimiento.[/accordion] [/accordions]
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